Quizá el inconveniente más extendido de los sistemas de monitorización intersticial de glucosa (y de los catéteres de las bombas de insulina) es la reacción dermatológica que se produce en no pocas personas que o bien tienen una superior sensibilidad cutánea, o bien por su edad (pediátricos) y sencillamente por ser un dispositivo que se utiliza de forma crónica. Un estudio (enlace externo en inglés) dice que estas complicaciones dermatológicas se dan en uno de cada tres pacientes. Otros trabajos revelan que este problema también se da en niños (enlace externo en inglés) con una tasa de afectación moderadamente alta.
Para todas estas personas puede ser de interés el artículo creado por el Centro Barbara Davis para la Diabetes de la Infancia y la Universidad de Denver (EEUU) y publicado en «Diabetes Technology & Therapeutics». Denominado «Preservar la integridad de la piel con el uso crónico de dispositivos de diabetes», (enlace externo en inglés) el documento revisa la -no muy abundante- literatura científica con este tipo de problemas, pudiendo encontrarse recopilados los distintos consensos sobre el uso, la colocación, el cuidado de la piel, los adhesivos, la extracción o la curación de la piel con todos estos dispositivos de diabetes. En unas tablas se recogen consejos y recomendaciones para minimizar o evitar este tipo de problemas. Te recomiendo que lo leas. Y si lo necesitas, puedes traducir el documento a español con Google.