Los asuntos normativos de la Administración son un tema del que, a no ser que trabajes en ese mundillo, nadie sabemos mucho. Y en el área de la salud pasa lo mismo. No estamos muy puestos sobre temas administrativos y regulatorios. Pocos conocen qué es por ejemplo la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud. O cuáles son los procedimientos a la hora de empezar a financiar cualquier tecnología en diabetes. Como usuarios del sistema sanitario, los pacientes nos limitamos a hacer uso del mismo y no tenemos muy claro a qué podemos acceder o qué se nos financia. Y si nos centramos en la diabetes, en los últimos años nos hemos interesado por conseguir que se financien las últimas tecnologías y hemos incluso presionado para acelerar estos procesos. Y en este aspecto muchas personas sí que conocen qué sistemas tienen cubiertos en su zona. Porque España es un país descentralizado en salud, donde cada autonomía dispone de competencias en esta materia, y por tanto capacidad para regular o financiar de manera independiente. Algo que ya hemos conocido estos años con el tema de sensores y sistemas de infusión continua y que ha generado -y genera- un gran desasosiego y frustración en muchos casos por la desigualdad que conlleva ¿Pero sabes a qué tienes derecho? ¿Estás informado de las tecnologías disponibles para ti en tu comunidad o en tu área sanitaria?
Todo ha ido muy rápido
Algo que sí sabemos es que la financiación de los sistemas de medición intersticial se popularizó con los sensores llamados Flash, una especie de eufemismo para referirse a una tecnología concreta que en realidad era creada por un único fabricante. Todos recordaréis que el famoso Libre fue el primer sensor que casi todo el mundo conoció y con el que muchos comenzaron su andadura en esta diabetes tan tecnológica de la que disfrutamos en la actualidad. No ha pasado mucho tiempo y hoy todos tenemos distintos tipos de sensores o sistemas que nos han sido proporcionados en nuestros hospitales o centros de salud, sin reparar en qué, cómo, cuándo o de qué manera ese cambio transparente para nosotros se ha producido en el sistema sanitario. La realidad es que hoy tenemos en España acceso de manera generalizada a distintos sensores de glucosa financiados. Aunque con diferencias entre regiones consecuencia de esta descentralización de la sanidad que a veces hace que las cosas lleguen de distinta manera o con distinta velocidad a todos los puntos de España ¿Pero qué es lo que nos pueden dar en cuestión de tecnología de medición? ¿Cómo está la situación ahora mismo? ¿Nos dejamos llevar y aceptamos lo que se nos dé? Creo que siempre es bueno conocer a qué tenemos derecho.
Ahora, todos los sensores de glucosa accesibles
La Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia emitió una resolución el 22 de julio de 2021 a partir de la cual se producía un cambio con respecto a la situación anterior. Independientemente de qué estuviera disfrutando cada uno en su comunidad autónoma, en dicha resolución se pasaba de incluir sólo el sistema Flash a citar de modo general los «sistemas de monitorización continua de glucosa intersticial en tiempo real»(enlace externo a documento pdf en español).
Un cambio que parece pequeño, pero que en realidad permitió abrir la puerta para que pudiéramos disfrutar en todas las regiones del territorio español de todos los sistemas posibles de monitorización de glucosa, algo totalmente necesario en aras de esa también necesaria personalización que requiere el tratamiento de la diabetes. Ya que si estamos de acuerdo en algo (y yo lo escucho en multitud de sesiones científicas) es que la diabetes exige una personalización en su tratamiento. Y eso pasa por tener acceso a toda la tecnología disponible para encontrar la más adecuada a ti y a tus circunstancias. Disfrutamos de grandes sistemas para el control de la diabetes. Ya sea un disco redondo con un agujerito, una especie de vieira, una pildorita implantable, un alargado y anguloso cilindro… Todos los sistemas nos pueden dar el control que necesitamos si son los más adecuados para nuestras circunstancias personales. Pero nuestro sistema sanitario debe prever esa personalización y ser capaz de disponer bajo el paraguas de su financiación de todas las alternativas terapéuticas posibles.
¿Pero dónde están disponibles todos los sensores de glucosa? Esa pregunta es complicada de responder, pues habría que hacer una amplia investigación. No sólo por comunidades autónomas, sino incluso por regiones, ciudades, hospitales, centros de salud… o incluso barrios, ya que en una misma ciudad puedes tener acceso a un sistema de medición o a otro dependiendo en qué parte de la ciudad vivas y de cómo ese sistema sanitario autonómico organice sus compras y concursos. En la actualidad, lo que sí queda claro es que a nivel nacional existen diferencias entre regiones que generan una desigualdad que difícilmente es compatible con lo que pregona nuestra Carta Magna. Comunidades autónomas como Canarias o la Comunidad Valenciana ya disponen de todos los sistemas de medición de glucosa en tiempo real, financiados y accesibles. Pero más allá, nuestro país es una mezcla en la que en algunas regiones dispones de unos sistemas, y en otras de otros. Y pedir uno que a priori no esté accesible puede ser una tarea complicada que exige voluntad del endocrino haciendo un completo informe, paso por comités, autorizaciones individualizadas… Pero lo que tenemos en definitiva es una repartición del todos los sistemas a lo largo de las comunidades autónomas españolas.
No las olvides; las tiras siguen siendo necesarias muchas veces
Finalmente, no puedo evitar recordar algo que suelo decir en mis charlas y que muchos olvidan. Las tiras reactivas siguen estando ahí. Y son especialmente útiles en muchas ocasiones. Gozamos de sensores con una exactitud muy alta. Lejos quedan ya aquellas MARD muy superiores al 10% que tenían los sensores de glucosa intersticiales. Pero a veces hay incongruencias… sensaciones físicas contradictorias con el sensor… algunas calibraciones aún para ciertos sistemas… fallos de sensor o caídas temporales en su medición… Numerosas situaciones en las que una tira reactiva nos «salvará la vida», diabéticamente hablando. El sensor es el presente y el futuro, pero la medición capilar sigue estando ahí para ayudarnos en numerosas situaciones. Ten siempre tiras reactivas suficientes para esas situaciones. Nuestro equipo médico está obligado a proporcionarnos todo el material necesario para el control de la diabetes. Restringirlas o eliminarlas (como se está haciendo en algunos lugares) es sin duda un error que quizá está más provocado por una obsesión en la cuestión monetaria sin pensar en otras variables.
Un gran paso adelante
En resumen, la resolución que citaba más arriba del año 2021 fue un cambio que pasó desapercibido para todos los pacientes, pero que supuso que desde ese momento los endocrinos pudieran prescribir cualquier sistema de medición continua de glucosa para sus pacientes mayores de 18 años, algo que desde el pasado año 2022 ya debía cumplirse de manera efectiva… aunque vemos que aún no se ha cumplido. Primero, debemos conocer que tenemos derecho a todos los sistemas de medición continua de glucosa en tiempo real. Segundo, que ese derecho depende también de la voluntad e implicación de nuestro endocrino, quien en determinadas circunstancias o zonas puede tener que realizar un más o menos complejo proceso de informes previos para solicitar ese sistema concreto para un paciente. Y tercero, que conseguir hacer efectivo este derecho también depende de nuestra implicación y nuestra energía demandando y siendo vigilantes con lo que nos afecta. Ser reivindicativos es casi una obligación por nuestra parte para hacer que las cosas mejoren. Lo hemos hecho con otros asuntos de la diabetes y lo debemos seguir haciendo, canalizando adecuadamente nuestras reivindicaciones a través de nuestras asociaciones y federaciones nacionales.
Personalmente, creo que todo ha sucedido más rápido de lo que pensábamos. Llevo muchos años probando sensores de glucosa, mucho antes de que se popularizaran y se financiaran. Pero tuve claro desde el primer momento que esto nos cambiaría la vida. Y que tarde o temprano, todos deberíamos tener en nuestro cuerpo uno de ellos. Y no han tenido que pasar demasiados años para que todos los tipo 1 (y para los tipo 2 está en pleno debate ahora mismo) tengamos ya los sensores de glucosa cubiertos por nuestro sistema sanitario. En muchos lugares tenemos para elegir tres alternativas. En otros dos. Y aún en algunos sólo una opción. Pero al menos está escrito negro sobre blanco que todos tenemos derecho a cualquier sistema de medición continua y debemos conocerlo y reclamarlo. Y este derecho es algo que ha costado mucho conseguir y tremendamente beneficioso. Aprovechemos este paso para seguir avanzando en una democratización (justa y equitativa) de las tecnologías en diabetes.