Un año con la 780G

Va a cumplirse ya un año desde que empecé a usar un sistema bomba-sensor con algoritmos automatizados. Y creo que es buen momento para hacer un balance de mi experiencia. Y digo sistema bomba-sensor con algoritmos porque es la nomenclatura que más me gusta. Lo de sistema híbrido no me gusta, no veo sentido a esa nomenclatura. Lo de asa cerrada aún menos. Todo aquello que mencione la palabra «control» tampoco, porque aún no estamos en ese nivel de desarrollo… Creo que la forma más neutra es decir «sistema bomba-sensor con algoritmos». Se trata de sistemas que actualmente se componen de una bomba de insulina asociada a un sensor de medición continua de glucosa, y todo ello controlado por una programación basada en algoritmos y embebida en el hardware (generalmente en la bomba de insulina, pero podría estar en un mando de control o en el teléfono) que gestiona automáticamente la bomba y su infusión en función de las glucemias que recibe del sensor. Hasta ahora hemos pasado por un comienzo muy interesante (el de predicción de hipoglucemia con parada y reanudación), un capítulo dos diría que ligeramente decepcionante (gestión automática sólo de la tasa basal) y un capítulo tres que soluciona la decepción anterior al añadir a la tasa basal automática los bolos correctores automáticos. Y en ese tercer capítulo estamos. O más acertadamente quizá habría que decir «versión 3.0» usando el argot informático, que es en realidad de lo que se trata, ya que hablamos de algoritmos, que no es más que programación informática. Los sensores y las bombas son básicamente iguales, pero la programación que los gestiona es el corazón de estos sistemas. Un programa que guarda una serie de órdenes complejas encadenadas que actúan bajo el lema «si pasa esto, hago eso, y si pasa aquello, hago lo de más allá». Y hoy estamos ahí, en esa versión 3.0 que muchas personas con diabetes quieren para controlar mejor su diabetes. Y que continúa a día de hoy su implantación y expansión cuando ya hemos entrado en el año en el que los existentes mejorarán más y llegarán otros nuevos en el mercado. Yo, un apasionado de las probaturas, hubiera querido testarlos todos. Pero a diferencia de un sensor que puedo recibir prestado de manos directas del fabricante, con las bombas de insulina no es posible al tratarse de algo que debe pasar por el sistema sanitario y un servicio médico, quien debería costear el aparato para dármelo después a mi -previa formación- y siguiendo un procedimiento como el de cualquier otro paciente. Por tanto, hacer excepciones conmigo como si fuera un privilegiado no es algo que haga nuestro sistema sanitario. Por eso no he podido probar más que una sola bomba «inteligente»; la que llevo usando este año y se llama MiniMed 780G (enlace externo) de Medtronic. Y por tanto, mi experiencia, mis observaciones y mi análisis están fundamentados especialmente en ella, aunque muchas de las apreciaciones son extrapolables a los demás sistemas del mercado. Algo que como siempre resalto; esta es mi experiencia. Y no tiene porqué ser la tuya. Y también decir que en este análisis hay informaciones que objetivamente son comunes a muchos usuarios o a distintos sistemas bomba-sensor con algoritmos. Dicho esto, comencemos poniendo los pies en el suelo…

gráfica de la 780G
Sobre el papel, la automatización de la 780G permite un mejor control de la diabetes. Y aunque en el día a día todo es más difícil que en los ensayos clínicos, también hay días en los que los planetas se alinean y lo que ves en su pantalla te genera una amplia sonrisa…

Lo primero, los pies en el suelo

Debo comenzar diciendo que si hoy yo entrara en internet y quisiera hacerme una idea de lo que hace un sistema bomba-sensor con algoritmos, es probable que me llevara una idea equivocada. La Red es genial para muchas cosas, siempre lo he dicho. Pero a veces es una máquina de crear sueños, de mostrar lo que no es, de enseñar lo que quisiera tener, pero en realidad no tengo. De aparentar. De alardear. Show-off, como dicen los ingleses. A veces la Red es el lugar en el que mostrar el paraíso que quisiera que fuera mi vida y que sin embargo no es. Y en diabetes también sucede esta circunstancia. Creo que si hoy entrara a internet una persona con cero conocimientos de diabetes para informarse sobre estos sistemas con algoritmos, se llevaría muy probablemente una idea equivocada. No tanto de lo que es o lo que hace un sistema de este tipo, sino sobre todo de lo que puede hacer, cómo funciona… y lo que puede conseguir. Creo que sus expectativas serían demasiado altas, por resumirlo brevemente. Un sistema con algoritmos incluye una serie de automatismos bastante básicos que intenta ayudarte a mantener tu glucemia en el famoso tiempo en rango o TIR, tan importante en la actualidad. Pero hoy aún no es una máquina que pueda gestionar tu diabetes por ti, ni mantenerte en 100mg/dl de manera mágica durante todo el día. Resituémonos. Hablamos de que estamos en el comienzo de este tipo de programaciones en las bombas de insulina. Y aunque vamos muy rápido, aún nos encontramos caminando hacia el automatismo total; lo que se ha llamado siempre asa cerrada. Sin embargo, eso no nos debe ocultar que estamos ante un avance importante. Y diría también que supone más un salto cualitativo en calidad de vida que en control de la diabetes. Así que resumiendo… NO, no es aún una máquina que nos pueda controlar la diabetes por sí sola. Y SÍ. Es un grandísimo avance y uno de los mayores saltos en calidad de vida que yo haya conocido en 35 años con diabetes. Y una vez puestos los pies en el suelo, vayamos analizando algunos aspectos destacables.

La perfección inalcanzable
No flipes. Esto no es lo normal. Suelo hablar mucho en mis charlas sobre esto: la creencia de muchos de que hoy la tecnología nos debe proporcionar la perfección. Pero intentar mostrar una perfección inalcanzable puede inducir a la desesperanza a las personas recién diagnosticadas…

Sobre el papel… es maravilla

Antes de que salieran al mercado estos sistemas en su versión 3.0 a la que aludía más arriba, yo ya estaba salivando con sus posibilidades y lo que podrían suponer sobre todo en calidad de vida. Todos coincidíamos en que tales posibilidades (gestión automática de la tasa basal y bolos correctores) parecían permitir un salto no sólo de un peldaño más en el camino hacia el asa cerrada, sino tres o cuatro peldaños de golpe. Y estábamos expectantes deseando probar estos sistemas. Y fue una vez más Medtronic con su 780G y sus algoritmos de Dreamed Technology, la que se lanzó primero al ruedo. Quizá lo tenía todo listo antes que los demás, pero también creo que se apresuró en lanzarla quizá para tapar la muy mejorable 670G, que desesperó a más de uno con su funcionamiento. Después fue Tandem en su unión con el sensor Dexcom G6 y usando los algoritmos TypeZero, lanzando primero el software Basal-IQ (que en España llegó excesivamente tarde, casi demodé diría yo) y más tarde el software Control-IQ (enlace externo), que ha tardado horrores en llegar a España. Y finalmente Roche con su bomba propia Insight (la más veterana), pero a la que se le ha añadido el espectacular sensor Dexcom G6 y los algoritmos franceses Diabeloop (enlace externo) para hacer un sistema que aún siendo el último en llegar, está posicionándose arriba en cuanto a eficacia en funcionamiento si pulsamos un poco la opinión de los usuarios en la Red. Pero en cualquier caso, todos estos sistemas prometían algo similar en prestaciones. Y sobre el papel… eran maravilla. Ahora sólo había que probarlos y ver en el día a día si funcionaban igual de bien que en las condiciones controladas de un ensayo clínico. Y finalmente llegaron a nuestras manos. A las mías llegó la Minimed 780G de Medtronic.

Su gran ventaja: paz mental

Como he dicho al principio del post, esta sería para mi su gran ventaja tras este año de uso la 780G. La paz que me ha proporcionado. Una paz que me ha hecho relajarme de mi diabetes como nunca había tenido en mis 35 años anteriores. Creo haberlo comentado en mis redes sociales al principio de empezar a usarla, pero la sensación de relajación que obtuve al usar este sistema fue totalmente indescriptible. De repente, no tenía que estar actuando continuamente. No tenía que pensar qué o cómo corregir continuamente (asterisco, a veces sí), no tenía vigilar el funcionamiento de los bolos correctores (asterisco asterisco, a veces sí), no tenía que estar tan pendiente como antes (asterisco asterisco asterisco, a veces toca vigilar). Pero a efectos prácticos, la diferencia con mi vida anterior era brutal. Y eso para mi es su gran ventaja. Estos sistemas con algoritmos dan mucha paz. Algo a nivel mental muy importante y que ya por sí solo vale su peso en oro. Y sólo por esa paz que obtienes ya podría recomendarse un sistema así para todo el mundo. Sin embargo, no todo es tan sencillo…

Y si nos centramos específicamente en las mejoras clínicas, los estudios están demostrando que estos sistemas no consiguen una mejora drástica de la glicosilada (puedes incluso subirla un poquito), sino sobre todo una mejora (reducción) de la tasa de variabilidad glucémica. Así como una reducción en el número y frecuencia de hipoglucemias. Ambos conceptos son especialmente importantes en este nuevo paradigma de análisis de la diabetes, en el que la glicosilada quedó superada y hoy fijarse en otros indicadores más completos como la variabilidad o el tiempo en rango es lo más acertado. Estos sistemas con algoritmos trabajan muy bien con la variabilidad, reduciéndola significativamente con respecto a la vida sin ellos. Esta es una de sus grandes ventajas en el tema del control. En mi caso, es bastante vistoso ver las gráficas de día estándar en las que se ve una mancha de glucemias mucho más agrupada y compacta que con mi anterior bomba o por supuesto con mi terapia previa multidosis. Que hoy tengas tu dispersión mucho más compactada sólo puede jugar a tu favor en el futuro a la hora de no sufrir ninguna complicación de la enfermedad.

Estadísticas de la 780G
Las estadísticas que se suelen obtener con estos sistemas de algoritmos son aparentemente discretas, pero esconden un beneficio importante; mejora de la variabilidad.

Las primeras semanas con la 780G

Aún recuerdo las primeras palabras de la persona de Medtronic que me dio la formación: «ahora juega un poco con la comida y haz pruebas con alguna comida especial«. Recuerdo que por especial mi cabeza sólo entendió «dulce» (no sé porqué), y junto a mi endocrina, hablamos de algún «capricho». Así que yo, que soy muy obediente, ese misma tarde me fui a una famosa pastelería de Bilbao para comprarme una de sus afamadas palmeras de chocolate (enlace externo) a las que yo tenía calculadas más de 10 raciones por unidad. Me comí media y dejé a la bomba solita con ella tras ponerle los HC correspondientes. Esa tarde aluciné con los resultados. ¿La suerte del principiante? Probablemente, porque ese producto concreto tiene una curva lenta que no coincide especialmente con la curva de acción de una insulina rápida actual. Pero hice algunas pruebas más y me fueron saliendo medianamente bien, aunque yo tenía claro -y lo he podido comprobar repetidamente a lo largo de este año- que determinadas comidas o alimentos no pueden ser gestionados correctamente por la 780G, ya que desconoce el IG de los mismos y la curva que producen en nuestro cuerpo. Por ejemplo, en todas aquellas comidas de lenta absorción. Y ahí es donde empecé a ver que aún estamos en los comienzos de los algoritmos…

No todo es HC

Efectivamente, no todo se reduce a contar carbohidratos, como ya sabéis bien tanto las personas con diabetes como los profesionales de salud. En la meritoria gestión de la diabetes (especialmente en la tipo 1) concurren unos cuantos factores más que inciden en cómo será la curva posterior a esa ingesta. Y en cuestiones exclusivamente dietéticas, no es lo mismo una ración de hidratos de carbono de pan blanco, que de lentejas, que de sacarosa. La curva que producirán será radicalmente diferente en función del índice glucémico, un valor que nos indica con qué velocidad ese alimento pasa a la sangre y eleva la glucemia. Y estos sistemas con algoritmos no saben qué estamos comiendo; tan sólo nos piden que le digamos cuántos HC tiene esa comida. Y aquí empiezan los problemas. Si nos comemos una pizza con cinco raciones de HC, la bomba lógicamente pondrá esa insulina de golpe, sin importarle que sea una pizza, la cual en este caso nos provocaría una hora después la famosa hipoglucemia «post-pizza», una de las primeras cosas que antes aprendemos en diabetes. Porque hay muchos alimentos (y no sólo es la pizza) que requieren una dosificación gradual de la insulina con bolos cuadrados o duales. Pero estos sistemas no permiten poner ese tipo de bolos. Por tanto, mi práctica ha sido la de engañarle diciendo que comemos una parte de esos HC y al cabo de un tiempo, decirle que comemos otra vez para que nos meta otro bolo (aunque no comamos). Y esta táctica de meter «HC falsos» se ha convertido en recurrente y sistemática en mi vida con la 780G. Una práctica que luego queda reflejada en la plataforma Carelink despistando al endocrino, que ve innumerables ingestas pequeñas que en realidad no son más que correcciones para que la glucemia entre en rango o no se vaya al cielo. Creo que estos sistemas que aún no son tan inteligentes deberían permitir introducir algún dato adicional para un mejor entendimiento posterior por parte del endocrino. También deberían permitir jugar con ciertos bolos ante comidas complicadas. O si no, poder cruzar el cálculo de la insulina con el concepto de índice glucémico de lo que comemos (además de los HC) y que la máquina estime o ajuste mejor sus cálculos. Aunque eso requeriría que la máquina tenga integrada o se conecte a una base de datos de alimentos para saber el IG de cada alimento. O quizá que no pongan toda la insulina de golpe… En fin, la Minimed 780G funciona más o menos bien con muchas comidas, pero otras muchas situaciones no es capaz de gestionar bien. Lo que quiero decir es que hay que tener en cuenta qué vamos a comer y su curva antes de decirle los HC a la máquina, pues puede que no sea la mejor idea decirle la verdad. Estas máquinas a día de hoy exigen que mientas un poco a veces…

Cuando las cosas no funcionan, el sistema no funciona

Este titular viene a decir que cuando por la razón que sea (que pueden ser miles), la glucemia se dispara y supera cierto valor (que yo he comprobado que se mueve en torno a 200mg/dl), el sistema ya no es tan eficaz, por decirlo suavemente. O dicho de una manera más cruda, directamente diría que no funciona. No te va a volver a rango. O no como nosotros querríamos. La 780G en esa situación empieza a poner bolos como si no hubiera un mañana; bolos que si los sumas, aportan a veces una cantidad importante de insulina, pero individualmente son muy pequeños en dosis. Y no son capaces de que esa glucemia que ha superado los doscientos baje a rango. Y pasa el tiempo, y miras la bomba… y aquello no baja. Y en mi experiencia, lo más que suele lograr el sistema es que no suba más (y a veces ni eso), pero como mucho te mantiene en esos doscientos. Otras veces (cuando ha habido algún error en la estimación de HC, o por otras causas) y la subida es potente y fulgurante, a la 780G le es imposible evitar la subida y aquello sigue ascendiendo al infinito mientras la máquina pone bolos ridículos de 0,2… 0,3… 0,2… 0,15… y obviamente así no va a conseguir nada.

bolos ineficaces de la 780G
Cada rayita azul es un bolo automático de la bomba. En muchas ocasiones es espectacular el (ineficaz) despliegue de bolos que administra la 780G por intentar bajar una hiperglucemia. Y no suele conseguirlo hasta que el usuario no actúa. En esta imagen, ¡fueron 26 los bolos administrados!

En resumen, cuando las cosas no van bien y las glucemias suben más de la cuenta, esta máquina no es eficaz. Y debes saber que te va a tocar actuar. Y cuanto antes. Y si eso fuera algo esporádico, no tendría importancia. Pero esos picos y esas glucemias que se salen de rango no son tan esporádicas. En el día a día con diabetes los errores de estimación de HC en una comida son frecuentes. O cualquiera de las múltiples circunstancias que pueden influir en la glucemia postprandial y que nosotros no controlamos. Y el sistema inteligente del futuro deberá ser capaz de gestionar eso también. Pero a día de hoy mi sistema 780G no puede. Pero ninguno de los otros existentes a día de hoy puede aún con esta circunstancia…

Los algoritmos que aprenden

Los fabricantes nos repiten que sus algoritmos «aprenden» de nuestro comportamiento glucémico. En parte es así. Y se reajustan periódicamente para ser más eficaces si en el histórico comprueban que no han funcionado como deberían. Y esa autoevaluación cada marca la hace de una manera y con una periodicidad. En el caso de mi sistema, la 780G, esto se hace aproximadamente cada semana. Y esto plantea un problema en un caso concreto, que es el siguiente: si por la razón que sea, tienes una semana mala a nivel glucémico y tus medias están altas (por un proceso infeccioso, estrés, porque no has podido hacer deporte, tienes la regla o por lo que sea), la máquina no será efectiva durante esos días malos, pero estará «tomando nota» de esa ineficacia. Y a la semana siguiente corregirá su comportamiento. Si antes no era suficiente un bolo de corrección de 0,3, ahora pondrá uno mucho más grande. Y eso aparentemente está bien. Excepto si esa siguiente semana tú ya has vuelto a la normalidad (has sanado de tu infección, has vuelto a hacer deporte, se te ha pasado el motivo del estrés, has pasado ya la regla o cualquier otra causa que te ha hecho retornar a la normalidad). Pero la 780G empezará a poner bolos de corrección enormes y desmesurados para una baja sensibilidad a la insulina que ya no tienes. Consecuencia: hipoglucemias continuadas. Mucho ojo con eso. Otra cosa que hay que perfeccionar.

El Guardian Sensor 3, su punto débil

Lo he dicho infinidad de veces; el sensor Guardian es bastante mejorable en todos los aspectos. Pero el más importante es el de la exactitud. No son pocas las veces que lo he calibrado este año y la diferencia está muy por encima del 10% MARD. Una exactitud que es especialmente deficiente en hipoglucemias, en las que además el sensor no se molesta ni en medir, ya que por debajo de 50mg/dl. dice «inferior a 50» y ahí te apañes tú con tu hipo. Y cuando en ese momento te mides en sangre, estás generalmente muy, muy, muy por encima de esa cifra. No es aceptable un sensor que no mide acertadamente, pero lo es aún menos si ese sensor decae en exactitud en una de las situaciones agudas más complicadas -y frecuentes- del día a día con diabetes: la hipoglucemia. Un buen sensor debe ser capaz de medir en todo el rango de glucemias. A día de hoy ya está sustituyéndose el Guardian Sensor 3 por el 4, y espero poder mejorar mi opinión cuando me lo ponga dentro de varias semanas. Como mínimo, ganaremos en calidad de vida, pues el Sensor 4 NO requiere calibración, algo a lo que Medtronic ya estaba obligado ante los sensores sin calibración de la competencia (Abbott, Dexcom). Pero además, las continuas calibraciones del Guardian Sensor 3 son generalmente exasperantes. E iniciar un sensor se convierte en una tarea que va a implicar sí o sí tener que despertarse a media noche para calibrar porque no hay forma humana de evitar ese período. Cuando se inicia un sensor, a las dos horas pide la primera calibración. Y después de eso, a las seis. Posteriormente y hasta el fin de su vida útil, pide cada doce. Esa es la teoría. La realidad es bien distinta. Varias peticiones seguidas de seis horas impiden que puedas conciliar el sueño una noche entera cuando inicias un sensor. A no ser que lo pongas a primeras horas de la mañana, cosa que muchas veces no puedes hacer por tu ritmo y ocupaciones diarias. Es como si el sensor me castigara con calibraciones de seis horas porque sabe que me exaspera tener que despertarme a media noche para hacer ese procedimiento molesto. Pero el Guardian Sensor 4 eliminará ese problema. Aunque no mejora en exactitud, lo cual me hace estar muy expectante ante su funcionamiento en la vida real. En la parte del sensor, sigo opinando que no hay ningún otro como el Dexcom G6, que para mi junto al implantable y futurista Eversense son los sensores más exactos del mercado. Pero este año todo se pone patas arriba. Ya tenemos el Libre 3 (que probaré en unos días) y que se va a conectar a sistemas con algoritmos… esperamos saber algo más del llamado internamente Proyecto Sinergy de Medtronic… y Dexcom nos presentará su esperadísimo (y renovado completamente por fuera y por dentro) G7. La cosa promete una gran igualdad sobre el papel…

Guardian Sensor 3
Ver este mensaje en la bomba te hace estremecer. Y no precisamente de placer. En la casi totalidad de las ocasiones, quiere decir que tu sensor está a punto de morir prematuramente. Estés donde estés, te vas a quedar sin sensor… y sin gestión automática de la bomba.

La 780G te convierte en mentiroso compulsivo

Lo he comentado brevemente más arriba. La 780G me ha convertido en un mentiroso compulsivo. Antes sólo eran mentiras piadosas. «-¿Llamaste al médico para pedir la cita del pediatra al niño? -Sí, sí. Claro (y justo después de esa conversación, llamas al pediatra)». «-¿Por qué has traído esta chapata? -Es que no había barra campesina que es la que tú quieres y sólo quedaba esta» (mentira cochina, había cientos de campesinas, pero a ti te gusta la chapata). Pero ahora por culpa de mi sistema 780G me he convertido en un maldito y asqueroso mentiroso que no sé cómo acabaré. Probablemente en el averno, junto a aquel infame jefe francés (se hacía llamar Monsieur Gomez) que tuve hace muchos años, hijo (o hermano) del mismísimo Mefistófeles y que me hizo perder hasta la salud. Pero mentir tanto con la 780G llega al punto de incomodar. Pero así son las cosas. Este sistema -como he dicho más arriba- no permite actuar de ningún modo sobre la dosificación de insulina de las comidas ni sobre la tasa basal (por cierto, conocer la cantidad de basal que está poniendo sería útil. Como mínimo podría ayudarnos a confeccionar una pauta basal de emergencia para cuando falle la bomba). Pero ahora con estos sistemas automatizados acabaron las prácticas y efectivas basales temporales del pasado. Ahora esta máquina decide sola qué hacer y cuándo. Lo cual es un problema cuando las cosas no van bien y quieres tomar cartas en el asunto. ¿Única manera posible de hacerlo? Introducir una comida inexistente para que la máquina nos administre una cantidad de insulina extra. Eso tengo que hacerlo constantemente cuando veo que no es capaz de bajarme la glucemia por sí sola (y no lo es muchas veces, como ya he comentado más arriba)… o cuando quiero hacer determinadas cosas… En resumen, la máquina es automática, pero no contempla todo. Y eso te deja un poco vendido en ciertas situaciones. Por eso es bueno saberlo. Y aquí os lo cuento. Porque las marcas en su formación no te van a ofrecer todas las casuísticas posibles, ya que no la han usado y no conocen el día a día con sus propios sistemas. Pero creo que sería interesante que ya que aún no estamos en un automatismo total de estos sistemas, se pudiera intervenir en los bolos de alguna manera. Del mismo modo que se puede actuar sobre la basal con el deporte gracias al modo ejercicio que todos estos sistemas incorporan y del que hablo a continuación…

El modo ejercicio

Es una función fundamental que se incorpora en todos estos sistemas por razones obvias. En los ajustes de las bombas de insulina podemos especificar unas cifras objetivo en función de las cuales la máquina calcula dosis de bolos y basales. Pero cuando hacemos actividad deportiva, no podemos mantener ese mismo nivel de exigencia glucémica porque la máquina no sabría que estamos haciendo una actividad hipoglucemiante, mientras que ella seguiría poniendo sus bolos correctores y su basal automática como si nada. Por eso en el deporte debemos advertir a la máquina que «relaje» sus pretensiones glucémicas y activamos ese modo, que no es más que elevar la cifra objetivo hasta un valor de seguridad (suele ser 150mg/dl). En la 780G se denomina «objetivo temporal», y es útil durante el deporte, algo con lo que yo he enredado mucho durante este año para ir viendo cómo se comporta ante los distintos deportes que practico, tanto de corta como de larga duración. Lógicamente, los mejores resultados los he obtenido con deportes de duración prolongada como el ciclismo, en el que tengo sesiones de más de cuatro horas sin descanso. Yo suelo salir a primera hora de la mañana nada más desayunar. Y activo el modo ejercicio una hora antes de empezar (antes incluso de salir de la cama), pero además reduzco después la dosis de insulina del desayuno alrededor de un 50%. Y corto el modo ejercicio aproximadamente una hora antes de terminar la sesión. Eso hace que se eviten los picos post sesión. Sin embargo, este modo no es tan eficaz en deportes de duración breve que he practicado en los que no hay tiempo casi a que la reducción de la basal se manifieste durante la sesión deportiva. En deportes más breves que también suelo hacer, como frontón, gimnasio, running… me vale con jugar con pequeños aportes de HC antes o durante el ejercicio. En resumen, el modo de objetivo temporal en la 780G es efectivo con deportes de larga duración y si se juega acertadamente con él. Y para tener éxito, hay que probar y probar hasta que consigues lo que tú necesitas.

Unos algoritmos de derechas

Si los algoritmos de la Minimed 780G fueran un partido político, serían un partido de extrema derecha. Ultra conservadores. Así son los algoritmos de este sistema. La sensación que me dejan después de un año usándolos es que podrían hacer más, pero se han hecho así de precavidos aposta. En cierto modo es lógico, ya que empezamos en este largo camino de los sistemas inteligentes. Y ninguna compañía podría soportar un problema importante derivado de un accidente grave de salud provocado por uno de estos sistemas. Pero muchas veces su conservadurismo es tan patente que casi irrita. Como he dicho más arriba, que tarde un mínimo de cuatro horas en bajarte por sí solo una hiperglucemia me parece demasiado. Sé que nunca será tan agresivo como lo que hacemos las personas que sufrimos la diabetes, que siempre nos aceleramos y queremos bajar la hiper en el menor tiempo posible. Pero la 780G se lo toma con una calma proverbial. Un tanto desesperante. Pido más agresividad para esos algoritmos en su siguiente versión. Que de extrema derecha pasen a ser de centro. O incluso a un partido de izquierdas moderado.

Por lo demás… es una bomba de insulina

En muchas cosas, estos sistemas funcionan como cualquier bomba de insulina. En el caso de la 780G su interface ha sido renovado. Ahora incorporando un menú gráfico mediante iconos en el que se hace más fácil encontrar lo que buscas. Aunque su soft sigue adoleciendo de lentitud a nuestros requerimientos y pulsaciones. También tenemos la conectividad con otros dispositivos: podemos ver la glucemia en el teléfono mediante la app Minimed Mobile. Y ahí termina su conectividad (aquí debería ir el icono de carita enfadada). Creo que deberían escuchar a los usuarios y el clamor tan fuerte con el que pedimos que podamos ver los datos de estos aparatos no sólo en el smartphone (que está muy bien), sino también en otros dispositivos: smartbands… smartwatches… pulsómetros o ciclocomputadores… alexa o Google Assistant… en fin la lista es larga. Que tengamos únicamente una app para ver la glucemia y ya… se nos queda abrumadoramente corto. Y este año que se espera que llegue por fin la gestión remota total de una bomba de insulina desde el smartphone sería un momento ideal para que las empresas de este negociado de la diabetes se abran por fin a la interoperabilidad, algo que cada vez con más fuerza reclamamos no sólo las personas con diabetes usuarias de estos sistemas, sino los usuarios del mundo tecnológico en general. Mi sensor debe poder leerse con la app que me guste y sus datos exportarlos a la plataforma que más me guste. En fin, no nos cansaremos de seguir repitiéndolo. Pero entre todos los que me léeis podemos hacer fuerza en este sentido. Que una iniciativa nacida de las propias personas con diabetes llamada Nightscout sea la única manera de conseguir esto a día de hoy es casi insultante. En el ciclocomputador Garmin de mi bicicleta yo veo en pantalla mientras entreno datos de distintos sensores de distintas marcas: un sensor de pulso en mi pecho, un sensor de cadencia en las bielas, un sensor de velocidad en la rueda, un sensor de potencia de pedalada… Imaginemos por un momento que cada uno de esos sensores no quiere compartir esos datos y te obliga a abrir su propia app. Lo vemos tan inaudito como absurdo… e imposible de gestionar para poder trabajar con todo eso a la vez. Este ejemplo creo que es lo suficientemente claro como para dejar en evidencia la injusticia de que hoy quienes recogen los datos los acaparan como si fueran suyos. Creo que no es pedir demasiado solicitar la posibilidad de integrar en vez de cerrarse. Y yo, que de manera nativa no puedo ver mi glucemia en el Garmin junto a esos sensores a los que me refería arriba, lo he tenido que hacer mediante Nightscout. Pero es increíble que esto suceda a día de hoy. Vergonzoso diría yo. Y salvo de esta crítica a Dexcom, que son los únicos que por el momento permiten y facilitan que las glucemias captadas por su sensor se puedan ver en distintos dispositivos hard o soft ¡Bravo! Así deberían ser todos…

Y por lo demás… hablamos de una bomba de insulina. Con sus funcionalidades estándar y sus repetitivos y tediosos cambios de catéter, algo en lo que en mi caso (la Minimed 780G) Medtronic lleva tiempo trabajando para mejorar. Ya hay sistemas de infusión con siete días de duración… van a llegar los packs de catéter y sensor en el mismo lugar con una sola aplicación… Innovaciones interesantes que esperamos con ganas. Pero hoy la realidad es que el proceso de cambio de kit cada tres días (reservorio y catéter) supone en mi caso en unos siete de cada diez cambios una hiperglucemia en las horas posteriores. Reconozco estar totalmente perdido en la causa de estas hiperglucemias (que además llegan a valores indecentes) y me gustaría saber cuál es la explicación fisiológica de que tras un cambio de kit, el nuevo catéter parezca no funcionar y tus glucemias no bajen de los cielos de la glucemia durante más de cuatro horas, con el consiguiente cabreo del usuario, que ve impotente cómo los continuos bolos que se pone son totalmente ineficaces. Ni aumentar la cantidad de llenado de cánula… ni tiene nada que ver con la zona del cuerpo… ni con las fases lunares… En las publicaciones en redes sociales en las que he hablado de esto, multitud de personas dejan comentario diciendo que les sucede exactamente lo mismo. En mis pruebas, lo que he conseguido ver es que el cambio de catéter siempre tiene muchas garantías de funcionar si se hace justo antes de una comida. Generalmente la del mediodía, que es la que más HC tiene y por tanto, la que más insulina requiere. Sólo así -poniendo una alta cantidad de insulina en un catéter recién puesto- te garantizas que el nuevo catéter funcione adecuadamente desde el minuto uno sin esas terribles hiperglucemias de horas y horas. En cualquier caso, en el tema catéter, debes jugar y probar con los distintos tipos que hay para ver cuál te va mejor. Y a veces por alguna razón te pueden ir bien los de una marca y mal los de otra. Acuérdate de eso.

Mi conclusión de la 780G

Resumiendo, debo decir que en mis 35 años de diabetes, no había sentido nunca una sensación de libertad como la que he tenido con el sistema 780G. No había reducido nunca mi nivel de dedicación y vigilancia como lo he hecho ahora con este sistema. No me había olvidado a ratos de mi diabetes como lo he podido hacer -a veces- con este sistema. No había mirado tan pocas veces la glucemia del sensor sabiendo que la máquina hará algo con ella y no tendré que hacerlo yo. He obtenido una serie de sensaciones que jamás había vivido en 35 años de evoluciones, innovaciones, mejoras… pero ninguna con la magnitud de esta. A pesar de ser muy mejorable, de que en un año podría decir que a la 780G muchas veces «se le ven las costuras» en el día a día… este sistema es totalmente recomendable. A pesar de que aunque le fijes un objetivo (te da a elegir entre 100, 110 o 120 mg/dl.), la bomba rara vez consigue llevarte ahí. A pesar de que tiene un sensor muy mejorable. En definitiva, la bomba donde realmente va a brillar es en las diabetes más estables y con menos altibajos. Eso me lo ha dejado claro en este año que he convivido con ella. Pero por desgracia (y esto me parece importante) en nuestra rutina tenemos muchas actividades no programadas. Muchos alimentos llenitos de hidratos de carbono. Mucha proteína y grasa que se mezcla con esos HC. Y todo eso ni la 780G ni ningún otro sistema bomba-sensor con algoritmos es capaz de gestionar. Todos podemos ver algunas publicaciones en redes sociales de usuarios de estos sistemas que muestran con indisimulada vanidad gráficas cuasi perfectas más propias de una persona muerta que de alguien vivo que come de todo y vive su vida con intensidad. Pero no te engañes. Si quieres una de esas gráficas con porcentajes de tiempo en rango anormalmente altos, sólo los conseguirás teniendo una vida en la que siempre haces y comes lo mismo y no existe la improvisación. O también viviendo para tu diabetes, con una hipervigilancia constante y una falta total de calidad de vida (ya hablé en este blog de este tema cada vez más frecuente y preocupante aquí y aquí). O también con una dieta sin o casi sin hidratos de carbono, lo cual sabemos que garantiza unas curvas postprandiales impresionantes. Yo no pertenezco a ninguno de estos colectivos. Hace ya bastantes años que conseguí un equilibrio saludable entre dedicación a la diabetes y calidad de vida… mi día a día es cambiante y nada monótono (lo cual sabemos que complica la gestión de la diabetes)… y los hidratos de carbono… los hidratos de carbono… en fin… sencillamente los adoro. Creo que me dejaría cortar los dedos de la mano o incluso mis gónadas antes que tener que hacer una demoníaca dieta cetogénica o casi sin carbohidratos. Así que sí. Mi diabetes es de las chungas; de las que muchos días no es fácil controlar. Pero mis glicosiladas rara vez pasan del 6% y mi TIR supera siempre el recomendado 70%. Mi 780G hace lo que puede conmigo. Sé que a veces la maldigo. Otras la querría tirar por la ventana. Algunas me gustaría volver a las plumas. Y otras muchas la miro comprobando que todo va bien. Y digo… vamos por el buen camino. La 780G y el resto de sistemas bomba-sensor son un salto cualitativo con lo que teníamos hasta ahora. Y esto no ha hecho nada más que empezar. Atentos, porque la próxima evolución que viene de estos algoritmos es muy, pero que muy interesante…